El camino hacia el papel es casi siempre enrevesado, cuesta arriba y con demasiados recodos donde sentarse a descansar. Recodos que ofrecen tiempo suficiente para preguntarse si merece la pena continuar. Muchos prefieren recular, desandar el camino a causa del vértigo que da la incertidumbre. Por eso es tan importante que sigan existiendo Valientes que apuesten a todo o nada por lo que quieren. Valientes como Pedro Sánchez Negreira, el autor de este libro que hoy nos presenta. Y Valientes también como Pablo Zaera Silva, responsable de la estupenda y cuidada edición y de la creación de la colección lenguas de ornitorrinco. Una línea editorial destinada en exclusiva al microrrelato que además se tratará de una edición ilustrada, por lo que este libro encaja de forma perfecta en Diarium.
Diarium quiere felicitar desde aquí a todos los que apuestan por esta iniciativa.
A Pedro, lo conocimos primero a través de nuestro blog. Era uno de esos nómadas literarios que pasean sus ojos por los textos de los demás. Siempre con una mirada atenta a cada frase, a la elección de cada palabra. Luego lo conocimos entre nunca y quien sabe, su blog literario y descubrimos que sus textos tenían una enorme calidad. Unos meses más tarde tuvimos la suerte de conocerlo en persona y certificó que el aura que desprendían sus comentarios blogueros no eran una quimera. Pedro es buena persona y mejor escritor, y ahora hemos tenido la suerte de poder conocerlo con olor a papel y tinta. Un lujo.
Esto que viene ahora es lo que el autor opina de su obra.
Antes de que sigáis leyendo debéis saber que
esto no es una autoreseña como las que nos regala habitualmente DIARIUM y que la
responsabilidad es sólo mía. Confieso que me cuesta abordar esta tarea porque
jamás comento mis textos una vez que han salido de mis teclas y descansan en
las pupilas del lector. Si he de dar una razón, diré que es porque he
descubierto que aquello que se dice de que cada lector lee una pieza distinta y
encuentra en ella cosas en las que –muchas veces– ni el autor había pensando
mientras la escribía, es tan cierto como la redondez de la Tierra, y –veréis– a
mi no me gusta romper esa magia, sea esta buena o mala.
Puedo contaros, eso sí, que «Verde como el
Hielo» es fruto de una cabezonería que destapó una pasión. La primera vez que
me enfrenté al desafío de escribir un microrrelato (en el taller virtual «La
Terraza de Arequipa»), reconocí públicamente mi incapacidad. Se nos escapaba el
mes de mayo del año 2010. Desde entonces –consecuencia de aquella frustración–
me sumergí en el género, buscando las puntadas en las lecturas, analizando
patrones, estudiando técnicas, desmenuzando artículos y libros de teoría y así
tragué un anzuelo que continúa dentro de mí. Mientras tanto, en secreto, jugaba
a escribir, intentaba –en voz de Ana María Shua– doblegar la palabra. Había
pasado más de un año cuando me decidí a salir del cajón y exponerme en mi bitácora.
Robando un verso de Joaquín Sabina, le llamé «Entre nunca y quién sabe» porque
ese era todo el compromiso de frecuencia de publicación al que estaba dispuesto
a llegar. Fueron los micros publicados en el blog –muchos de los cuales
encontraréis en el libro– los que convencieron a Pablo Zaera Silvar para
hacerme la propuesta de publicación.
«Verde como el Hielo» inaugura la colección de
libros de microrrelatos «Lenguas de Ornitorrinco». En él encontraréis ciento
trece microrrelatos escritos en madrugadas y amaneceres –que van desde las ocho
hasta las quinientas setenta y tres palabras– de los que soy el culpable único.
Descubriréis, también, seis ilustraciones en las que su autor, Dictinio del
Castillo-Elejabeytia Gómez, ha plasmado aquello que la lectura de los micros le
ha susurrado a su corazón. No contemplamos trabajar en base a una unidad
temática ni a un hilo conductor, aunque sí lo articulamos apoyándonos en una
cita –acotada– de William Faulkner que para nosotros resume la esencia de la vida
misma. ¿Los temas? Aquellos sobre los que la humanidad lleva escribiendo desde
antes de inventar la escritura. ¿Acaso queda algo sobre lo que no se ha escrito
ya?
Antes de despedirme –sin traicionar mi
confesión del primer párrafo– podría hablaros de la edición exquisita que Zaera
Silvar ha llevado a cabo, pero eso lo notaréis en cuanto tengáis el libro en
vuestras manos.
Quiero agradecerles a Mónica y Fernando que lo
lleven a su casa y que lo cobijen en tan buena compañía. Ojalá que allí lo
encontréis y –por vuestras razones, que no por las mías– decidáis que es digno
de vivir entre los libros que moran con vosotros.
Os dejamos aquí uno de los micros incluidos en el libro.
En mi última ofensiva para seducirla, le cuento que sueño con ella. Que en mi sueño su matrimonio ha dejado de ser un escollo, porque ya nada nos importa.Que estamos desnudos, tumbados en la alfombra de Aubusson que acoge su cuerpo con lascivia. Nos ilumina el fuego de la chimenea, le digo, y solo pienso en aprovechar mi lengua para robarte el rocío de sudor que cubre tu palidez urbana. No me miras, susurro me envuelves con la mirada y -casi sin querer- me atrevo a sumar promesas a mi historia, más saturada de decepciones que de esperanzas. A pesar del humo que nos devuelve la envidia de la chimenea atascada, no hueles a leña, sino a fango de olivas negras, le confieso, mientras acerco mis labios al pliegue de su ingle. "¿y Somos felices?" me pregunta, y me quedo mirando sus palabras como si fueran el bocadillo de un cómic. No respondo, porque no sé si aun estoy soñando.
Si queréis disfrutar de este estupendo libro, podéis encontrarlo en DIARIUM.
Título: Verde como el hielo.
Autor: Pedro Sánchez Negreira
Edición: Noviembre de 2013